De la misma manera que hay una gradación muy amplia de tipos de homosexualidad, desde una bisexualidad muy suave hasta una homosexualidad que rechaza totalmente los propios órganos con deseos irrefrenables de operarse para transformarse en una persona de sexo distinto, asimismo, las causas que conducen a cada uno de esta amplia variedad de grados, es diferente, que puede ir desde unas condiciones ambientales de la educación en la niñez (madre que desea el bebé de un sexo y nace del otro, y lo acostumbra a hábitos que ella hubiera preferido, etc.), desarrollo en su adolescencia de ciertas tendencias, experimentos homosexuales accidentales que le van resultando placenteros, deseo de buscar nuevas experiencias, etc. o bien causas fisiológicas, hormonales o de diversa índole en su constitución que le acercan más al otro sexo que al que la naturaleza le ha dado. A veces es una mezcla de varias de estas causas, reforzando así una tendencia que desarrolla.
La pregunta que yo añadiría, es:
¿Puede considerarse la homosexualidad como algo natural o es una averración como nos hicieron creer en nuestra infancia reprimida a los que ya somos mayores?
Hoy ya podemos afirmar sin ninguna duda, desprendidos de la ignorancia y de la mencionada reprimida educación de antaño, que la homosexualidad es una elección propia de sexualidad, tan respetable como la heterosexualidad y decidida con la libertad que cualquier persona tiene de determinar sus apetencias y gustos.
Afortunadamente se acabó aquello de considerar la homosexualidad como una enfermedad que avergüenza, y que en muchos casos, la incompresión y el desprecio llegaban a empujar hasta el suicidio. La homosexualidad es una alternativa como el ser rubio o gustar o no el fútbol.
