La masturbación es una manera más de iniciarse en la sexualidad, de descubrir nuestros puntos sensibles y puede ser un recurso para quienes no tienen posibilidad de compartir en pareja los placeres del sexo.
Antiguamente se decía que conducía a la ceguera, a la demencia, al raquitismo y a otras muchas enfermedades. Todo ello es falso. Viviendo en una sociedad donde podemos con bastante libertad disfrutar del sexo en pareja, es absurdo despreciar el buen jamón serrano y contentarnos con una mortadela barata.
En sí, la masturbación no es mala, pero su hábito llega a desviar la atención hacia una compulsión “descafeinada” del sexo. Son bastantes las disfunciones que pueden originarse por su abuso. El sexo en pareja es el buen café; la masturbación es la malta aguada.