Me doy cuenta que lo peor que te ha sucedido no es haber perdido tu virginidad, sino haber hecho de esto un fracaso que paute tu relación con el mundo y te aleje del resto de las personas.
Entiendo que la virginidad es algo muy importante para ti, y haberla perdido de esa forma, te haga sentir ultrajada, como si alguien te hubiera robado algo muy valioso. Sin embargo, ten en cuenta algo, la virginidad, más que por la dureza de un himen, se mide por la pureza del alma. Tu alma no va a dejar de ser pura por haberte entregado a un hombre que no supo apreciar lo que vales.
Lamentablemente, en el amor no todas las cosas son color de rosa, y muchas veces la persona indicada no llega el momento apropiado o por el contrario, como en tu caso, la persona menos indicada llega en el momento más propicio. Sin embargo, no por eso haz de juzgar al resto del Universo.
La clave está en retomar tu autoestima, tener más seguridad y en entender, que el hecho de que no seas virgen, no te hace ser menos mujer ni menos decente. Una mujer que carga con un fracaso -como a todas nos ha tocado alguna vez- es una a la cual la vida le ha dado la oportunidad de ganar experiencia para no volver a cometer el mismo error.
De ahora en adelante, ten más cautela, evalúa con más cuidado a las personas antes de entregarle tu amistad o tu amor, pero bajo ningún concepto, bajo ningún motivo, te niegues la oportunidad de conocer y tratar a tantas personas lindas que hay en el mundo.
Guarda toda esa pureza de tu alma en el corazón de una mujer nueva, que aprende de sus fracasos para no volver a cometerlos y que está lista para encontrar a ese hombre que verdaderamente sabrá apreciar tus valores. ¡Ah! Y abre los ojos, porque puede estar al doblar la esquina. Suerte.