¿Qué es una gasa y para qué sirve?
El objetivo de esta página consiste en educar fundamentalmente a los pacientes que requieren normas de autocuidado en los casos que no pueden concurrir permanentemente a un centro de salud a realizar las curaciones. Patologías de gran frecuencia como la diabetes u otras enfermedades ulcerosas crónicas requieren que el paciente o alguien de su entorno íntimo puedan la técnica de lavado y cambiado de gasas.
Desde tiempos inmemoriales, todo aquel que presente una fue intentada una curación a base de contener el sangrado o cubrir la herida de alguna forma, con algún artículo textil o especializado para ese fin. Esto llevó muchas veces a tratar de controlar sangrados profusos erróneamente con lo que se denomina "torniquete", haciendo presión con un vendaje sobre la herida abierta, siendo que esto suele perjudicar la evolución de la lesión.
En los campamentos de guerra en Europa hace siglos las heridas eran esterilizadas con aceite hirviendo y luego por un lienzo, porque se pensaba que así se evitaba la infección, con la lógica de quemar todo lo que hubiera la gasa. Esto sucedió hasta la época de Ambrosio Paré, un francés muy conocido por sus intervenciones, y descripciones de la patología llamada "teratología".
Desde aquel momento hasta la invención de gasas marcadas radiactivamente para su detección en casos posquirúrgicos (unas gasas con hilo negro entretejido de control radiológico) han pasado muchos eslabones de evolución de la ciencia. La última tecnología nos habla de gasas "biológicas", es decir, la cobertura de lesiones por ejemplo de quemaduras con isoinjertos cutáneos -se cubre la herida con la propia piel cultivada.
Consejos sobre el manejo de gasas
* Cuidado con la adherencia a la piel: los bordes de la herida son fundamentales para la cicatrización.
* Explicar cada paso al paciente para prevenir accesos de dolor.
* En casos de requerir tratamiento prolongado, evitar la presión sobre el centro de la lesión.
* Cambiar la gasa cuando haya una saturación de ¾ o 75% de la gasa.
* Tener en cuenta la sensación subjetiva de tolerancia al apósito de cada paciente.
* Lavar con solución fisiológica y evitar cualquier producto que pueda producir dolores urentes.
* Tener en cuenta la información siguiente sobre tipos de gasas y sus funciones.
Aquí repasaremos algunos hitos que hoy se conservan como la norma:
Funciones de las gasas
Protección: una gasa ideal es la que protege de modo oclusivo toda la superficie lesionada y además de forma cómoda para los pacientes.
Absorción: las heridas suelen presentar trasudados y exudados según el grado de inflamatoriedad, lo cual requerirá que el apósito elegido tenga un control más o menos elevado de absorción. Por lo tanto, según la herida, encontraremos una mayor o menor indicación de armar el vendaje de modo grueso o fino, y el tiempo en que deba cambiarse la gasa.
Compresión: en ciertas heridas, las gasas deben hacer el papel de "torniquete" que hablábamos más arriba, para poder contener (nunca de modo excluyente) la profusión sanguínea o de material necrótico.
Inmovilización: la gasa permite que se forme un ambiente ácido en la herida al evitar la pérdida de CO2, lo cual genera un ambiente propicio para un mejor aprovechamiento del oxígeno por los tejidos en déficit -se disocia la hemoglobina del oxígeno con mayor facilidad en el medio ácido. Recordar: cuanto menos móvil la lesión, menos dolorosa.
Regulación de la temperatura en la herida: las gasas pueden proporcionar un calor que es ideal para la cicatrización.
Método de colocación de gasas:
Es obvio que dependerá, como ya dijimos, de la naturaleza de la lesión. Los enfermeros y los técnicos que colocan gasas realizan intuitivamente una evaluación de la situación de la herida, efectúan la curación y posteriormente colocan el apósito. Hay que tener en cuenta las funciones de las gasas para poder establecer una correcta indicación desde la medicina. Muchas veces, sin embargo, el "automático" nos lleva a errores. Una buena cobertura con cinta adhesiva antialergénica o hipoalergénica se vuelve necesario.
Las gasas no sirven sólo para cubrir, sino a veces son utilizadas con el fin de efectuar una esterilización o un lavado de una zona en donde se intervendrá posteriormente.
Es importante que ante un lavado pre extracción de sangre, la gasa con alcohol que se utilice para lavar la zona siga un movimiento en espiral de forma centrífuga, puesto que un lavado "automático" de un lado al otro suele remover los detritus y microorganismos de flora normal de un lado al otro sin quitarlos. En cambio al ejercer el movimiento circular hacia fuera, tomando como punto central el lugar donde se intervendrá, nos asegura una correcta limpieza de la zona.
Tipos de gasa
Las gasas que se necesitan en hospitales suelen ser las de pieza entera, conformadas por 100 metros cuadrados para ser cortadas por cada servicio según lo que precisen.
Las compresas quirúrgicas pueden estar dobladas o cosidas, que son presentaciones "de vientre", con varias capas de gasa superpuestas, ideales para el sangrado en las operaciones.
Gasa seca : Se implementa en los casos en que la herida no presenta demasiada secreción ni se presenta demasiado viscosa. Es la gasa típica que se compra en la farmacia.
Húmeda a seca : Se utiliza cuando la herida presenta bastante exudado. Al cubrir una gasa común con solución fisiológica o salina, genera una mejor absorción del material de secreción porque disminuye su viscosidad.
Húmeda a húmeda : Usado en casos de gran exudado, es decir, secreción sin necrosis ni material inflamatorio, por ejemplo líquidos serosos o ascitis. Igual que lo descrito para el caso previo, en éste la idea es no dejar que se seque para continuar con la absorción.
Ventajas de las gasas húmedas
Dilución del exudado
Mejor manejo del material necrótico.
Desventajas de las gasas húmedas
No sirven para infecciones pseudomoniásicas (que perviven en medios acuosos)
Si no se controla, se facilita la migración de los microorganismos de la flora cutánea al interior de la lesión.
Vendajes de malla elástica:
Las gasas de función predominantemente inmovilizadora son útiles en traumatología, aunque muchas veces se los suele implementar en hospitales generales y psiquiátricos para la contención física de pacientes excitados, mediante el atado a la cama por ejemplo, de los miembros superiores e inferiores.